GEOGRAFÍAS HUMANAS

SOCIEDAD, POLÍTICA, COMUNICACIÓN...

lunes, 16 de julio de 2012

ES MUY TRISTE EL DE PEDIR, PERO MÁS TRISTE ES DE ROBAR (tribulaciones de funcionario)

Mi madre no es funcionaria. No veas la suerte que tiene. No tendrá que beber agua del grifo, no tendrá que buscar ofertas de jamón york a un euro el octavo, podrá comprar reyes en navidad. Por no tener no tendrá ni que hacer horas extras que no se pagan. Y es que mi madre tiene mucha suerte.

Mi padre tampoco lo era, lo cierto es que le tocó vivir momentos también de dificultad, pero vamos, si exceptuamos que tuvo que emigrar a Alemania, que tuvo que hacer pluriempleo por todo Cádiz y que estaba siempre, todos los días, trabajando, la verdad es que todo eso es una milonga comparado con la mala suerte de ser funcionario. Solo hay una cosa peor: estar parado. Pero lo de mi madre si que es suerte. Está muy triste por mi, sabe, aunque yo a veces me hago el disimulado, que soy funcionario, y claro, ella es sensible y comprende que a pesar, como ella dice, de lo que yo valgo, no he sido capaz de salir de este especie de castigo que es ser trabajador público (no confundir con prostituto que es algo más glamuroso). 

Mi padre quería que yo fuera abogado, alguien con poderío y autoridad (la autoridad la he conseguido durante ocho años pero como autoridad laboral, no crean), y yo para llevar la contraria me diplomé en profesorado de enseñanza primaria y me licencié en psicopedagogía, hice dos Masters...para terminar siendo funcionario de ayuntamiento. No crean, mi familia no se averguenza de mi, lo que sienten es pena y empatía, saben que estoy en los últimos escalafones de la sociedad y que por motivos obvios tendré una vida de privaciones.

Lo mejor de todo esto es que somos muchos, dicen que cerca de tres millones en España, y aunque personas de buen corazón insisten en decir que somos demasiados, lo cierto es que no debemos estar tan mal porque en Europa somo el cuarto país por la cola en número de funcionarios. Esto me alegra porque eso demuestra que España está mejor que Alemania o Francia que tienen tasas de funcionarios (o sea menesterosos) mucho mayores que nosotros. Pero el gobierno que siempre vela por todo el mundo, no se conforma, quiere que España sea el paradigma de un futuro sin funcionarios, y como son gente de bien, no ha planteado ni gasearnos ni nada de eso, solamente despedirán a unas decenas de miles, nos seguirán bajando los salarios y santas pascuas. Para empezar, y como miran por nosotros, van a impedir que tengamos problemas de salud en Navidades, ¡esas borracheras en las comidas y cenas navideñas! ¡esas comidas grasientas que lo que hacen es que nos aumente el colesterol!...¡y lo bien que van a estar más delgaditos los policías, bomberos...!

Yo estoy muy contento, dentro de mi mala suerte de ser funcionario ¡que tiempos aquellos en que los funcionarios eramos unos privilegiados, admirados por todos!, ahora voy a poder ser como mi padre al que siempre admiré entre otras cosas por su capacidad de trabajo. Ahora voy a tener la gran oportunidad de ser pluriempleado.

Como decía al principio mi madre tiene mucha suerte, no es funcionaria...espera, ¿que me dices mamá?..¿¿que??, no me jodas (como diría aquella), ¡que mala suerte mi madre me dice que es pensionista!

miércoles, 11 de julio de 2012

SI ME QUEREIS, IRSE

Lola Flores tuvo la grandiosidad de conseguir ser un gran icono de la España casposa del tardofranquismo, de la transición, y también de la modernidad más apabullante que bebía los vientos por un bolo hortera con la folclórica. Lola Flores tuvo el arte del decir, del hablar con su peculiar tono y acento, y esa su pizquita de malababa, teniendo a mi entender la magia filosófica de los genios populares como Belmonte. Por eso resulta del todo recomendable (desconozco si ya lo hay) que se escribiera un libro de citas de la simpar cantaora y bailaora, o como poco un libro que más que de su vida fuera a contarnos sus anécdotas. Antológica fue su aparición proverbial en la singular boda de su hija lolita (a esta le pasa como a mi que por más años que cumplo sigo teniendo el diminutivo como nombre), una boda de esas del siglo con un señor argentino en una iglesia de Marbella en la que cabían unas 600 personas pero en la que quisieron entrar unas 5.000. El follón que se montó fue de aúpa, aparecía la iglesia como en las imágenes de aplastamientos en campos de fútbol o conciertos de música heavy...y en eso la señora Lola Flores se sube al escenario, digo al altar, y pronuncia su mítica frase: "si me queréis, irse". El final fue conmovedor, la Lola diciendo "que asco de pueblo" y la hija que al final se tuvo que casar en la sacristía de la iglesia. Estoy seguro que si la Faraona hubiese podido estrangula a todos con sus propias manos, que era muy suya la señora Flores.

Leyendo las noticias este pasado fin de semana me acordé de este episodio de la España del primer felipismo en el poder, allá por el 1.983, y me acordé de la susodicha boda leyendo y escuchando las crónicas sobre el Congreso del PSOE de Andalucía que se ha celebrado en Almería. Leí algunas intervenciones que se filtraron del debate de gestión de la Ejecutiva saliente, escuché a los más griñanistas hablar de él como un nuevo profeta que tuvo una visión casi cósmica. El discurso de los más adeptos se resume en como hemos ganado las elecciones (????) nos merecemos todo. Escuché y leí (los whatsapps y demás ayudaron) a los críticos decir que pese a cuestiones relativas sobre la gestión, peticiones de unidad y demás cuestiones previsibles, le decían al Secretario General que estaban dispuestos a apoyarles, que todos iban a estar en torno a su proyecto sobretodo en este momento de dificultad económica extrema. Todo normal, gente que apoya incondicionalmente, gente que apoya con matices y en general gente que desde la diversidad trata de hacer las cosas lo mejor posible para su partido...

El final de la historia ya se sabe, salió Lola Flores y les dijo "si me queréis, irse" además lo de la convención de Ginebra sobre el trato a los prisioneros en política, en la forma de hacer política que nos llega no se estila nada de nada, aunque la boda de la hija de Lola no tiene que ver nada con la política. Imaginaos si les dijo eso a los que lo querían, que no les diría a los que no le quieren. Pues eso ni Ginebra.