Cantaba
Mecano que “una rosa es una rosa”. Vujadin Boskov fue, dicen, el
primero en soltar eso de “fútbol es fútbol”.
Hay
innumerables frases de obviedades, simplemente frases huecas que
pasen a la ciudadanía que a su vez la extienden como una plaga. El
periodismo es fuente inagotable de dichos, modismos y todo tipo de
frases tópicas, pero la actividad que se lleva la palma es la
política, y son los políticos los que han hecho más por conseguir
que su metalenguaje se eleve a la más alta categoría de lo
insoportable, por lo simple de su formulación y porque
desgraciadamente en esa simpleza se esconde una falta clamorosa de
concreción, claridad y sobre todo de ideas. Curioso: utilizar la
simpleza para intentar demostrar que no se es un simple.
Las
emociones dan mas votos que los argumentos. Posiblemente si. La
visión, lo visionario crea mas adeptos que la concreción y la
actividad. Seguro que si. Ya escribí en anteriores posts la
necesidad de las sociedades en encontrar líderes visionarios,
optimistas (como dice Antonio Gutiérrez Rubí la gente no quiere a
su alrededor a tristes) y que sepan señalar metas aunque estas
parezcan utópicas. El título del segundo libro de Barak Obama “La
audacia de la esperanza” y su contenido, es un canto precisamente
a eso: la visión, la capacidad de ilusionar, dar esperanzas a las
personas, tener un objetivo elevado... el mundo civilizado ha
avanzado gracias a todos esos conceptos, gracias a ese tipos de
mensajes.
El
problema surge cuando mas allá de esas grandes ideas movilizadoras,
lo que realmente se esconde en el lenguaje político es precisamente
una clamorosa ausencia de ideas nuevas y de mensajes atractivos.
Discursos hueros, lugares comunes, todo un conjunto de coletillas,
muletillas y reiteraciones que en la mayoría de los casos denotan
como poco escasa imaginación.
En
los debates congresuales, me voy a referir a los que conozco mejor
tanto al desarrollo de los mismos como a los protagonistas, es decir
a los debates del PSOE gaditano, tanto en la provincia como en sus
localidades, se hacen declaraciones tanto dirigidas al exterior como
intramuros del partido que tratan, en buena lógica, de atraer
voluntades, votos, como se suele decir arrimar el ascua a las
sardinas propias. Se utilizan palabras, conceptos, que en origen
tenían una consideración plena de significados. Tomemos como
ejemplo ”renovación”, palabro ya absolutamente desgastado y que
su significado real ya nadie sabría cual es al ser utilizado de
forma indiscriminada por todo aquel que aspira a desbancar del poder
al que lo ocupa; más o menos significaría algo así como “quítate
tu para ponerme yo” y esto es así porque a continuación cuando se
trata de añadir los contenidos de dicha renovación llegan
indefectiblemente las frases antológicas, digánme si no han
escuchado esto en boca de cada aspirante: “vamos a hacer un
partido más participativo, más transparente y más cercano a la
ciudadanía”... Y ahí se queda la cosa, es decir “fútbol es
fútbol”, “hay que ir partido a partido”, “el fútbol es once
contra once”, “hay que abrir el juego a las bandas”... Y ahí
se acabó el discurso. ¿Para cuándo nos van a explicar como van a
hacer que aumente la participación? ¿Cómo hacemos para que la
transparencia sea una realidad reconocible? ¿Qué es y cómo se
consigue ser mas permeable a los intereses de los ciudadanos?
Desgraciadamente,
los discursos de cartón piedra priman, ¿cuál es el valor añadido
de esa forma de comunicar? ¿No da la impresión de que realmente lo
que se hace es disfrazar o edulcorar lo que es pura ambición?
Los
lugares comunes se han impuesto definitivamente, y no seré yo el que
no crea que es positiva la competencia y la alternancia... Siempre
que esas distintas alternativas se expliquen y concreten, lo
contrario es simplemente rodear de almíbar, un dar ojana a lo que
simplemente es un deseo de poder de control de las organizaciones.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo contigo, Juan. Lo interesante es que la gente cada vez se da más cuenta de esto. Ese vacio discurso político aleja cada vez más la gente de la cosa pública. Y eso no es bueno......
Hay que reinventar la política comenzando por dejar los discursos de madera que valen igual para un roto como para un descosido
Publicar un comentario