GEOGRAFÍAS HUMANAS

SOCIEDAD, POLÍTICA, COMUNICACIÓN...

lunes, 29 de octubre de 2012

Juan es ¡¡Mortal!!



La validez de las premisas no presupone la validez de la conclusión. Es decir que podemos partir de análisis muy rigurosos, completos y de una verdad incuestionable pero sin embargo inferir conclusiones que nos alejan de la realidad o incluso del sentido común. Formalmente todo perfecto pero la realidad distorsionada. Así recuerdo algunos ejemplos que nos ponían cuando estudiábamos lógica proposicional  en la que es absolutamente necesario que las premisas sean verdaderas, válidas, pero la conclusión siendo válida no tenga porque ser verdadera (desde el punto de vista no formal).

Somos altos o bajos
Ese hombre no es alto
Por tanto, es bajo.

Desde el punto de vista formal es perfecto, pero la realidad nos dice que ser bajo o alto es una categoría subjetiva o como mucho sujeta a convención (puedes no ser alto y tampoco bajo)

Pensando en estas cosas y repasando algún que otro libro sobre la materia, me vino a la cabeza (¿Cómo no?) la situación económica del país y la forma de comunicarnos y hacernos copartícipes de las medidas que es están tomando por los responsables gubernamentales. Primero han ido desarrollando algunas ideas fuerzas a partir de las cuales construir un discurso coherente sobre lo que pasa y lo que se hace  ante las circunstancias: “Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “el estado derrocha”…de esta manera han hecho posible que nos entreguemos jubilosos a la segunda parte del plan, el cual arranca desde la aceptación de las anteriores premisas:  Si hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y el Estado además derrocha, lo que hay que hacer en reducir nuestras expectativas como ciudadanos, es decir plantearse que cualquier gasto económico no imprescindible como una presunción, un derroche. Por supuesto si el Estado derrocha, obvio es que lo que hay que hacer es impedirlo y si son los ciudadanos hacerlo imposible.

¿Qué hacer? Muy fácil. Para evitar que los ciudadanos gasten lo que no tienen lo mejor es hacerles ver por la vía de los hechos que no tienen y si en algún momento tuvieron algo, pues se lo quitamos (recortes salariales, despidos, subidas  de impuestos a los mas débiles…). Y con el Estado también muy fácil: Eliminar gastos “superfluos”, por ejemplo en Educación convenciendo ahora a los ciudadanos (en palabras del Ministro Wert) que gastar más en Educación no garantiza una mejor educación y que aumentar exponencialmente las tasas universitarias o el numero de alumnos por aula es irrelevante. También se abomina, en la receta (nunca mejor dicho), de la excelencia de la sanidad pública, de forma que a lo mejor después de muchísimos años comenzamos ahora a bajar la esperanza de vida a través de una desinversión en salud y de paso al morirse la gente antes no hay que pagar tantas pensiones de jubilación a tanto viejo (lo que tengan seguro privado no por supuesto, estos que vivan todo lo que puedan) ni tanto gasto hospitalario para mantener con vida a nonagenarios con una paguita de setecientos euros.

Me he acordado entonces de un ejemplo que ponen siempre en todos los libros de lógica:

Todos los hombres son mortales.
Juan es un hombre.
Por tanto, Juan es mortal.

Aquí coincide la realidad formal con la natural. Ser mortal es una característica que tenemos todos los hombres. No hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista (esto podría servir para explicar un poco de la corriente peripatética). El valor polisémico de las palabras me permite expresar otro axioma (no matemático… ¿es entonces un axioma?) que podría ser de la siguiente forma:

Todas las crisis son mortales.
Vivimos en una crisis.
Por tanto, esta crisis es ¡¡¡mortal!!! (Léase ¡¡¡morrrtall!!!)

¿Me entendéis no? Al amparo de la crisis nos están haciendo pasar por todas las “horcas Caudinas” posibles. No podemos gastar, de hecho ya no gastamos ni bromas. A veces hasta pensamos que todo nos ocurre porque nos lo tenemos merecido…y al final nos creemos que las premisas son verdaderas, que la conclusión es verdadera, que no se puede hacer otra cosa…y así victoria tras victoria hasta la derrota final. ¡Ay! Pobre de nosotros que no nos creemos que en el origen de todo está que con la justificación de la crisis lo que están haciendo es aplicar un ideario político y nada más…o nada menos.

Lo único que se y esto si que es verdad es que “Juan es ¡¡¡mortal!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es verdad que la derecha aplica sus recetas para los tiempos actuales, pero nosotros empezamos por no querer ni aceptar la realidad,nos resistiamos a aceptar que habia una crisis, ni nombrárla.
Con todo,y no suscribiendo las recetas neoliberales, hay que echar una pensada sobre la eficacia de las medidas que los socialistas empezamos a aplicar y nos conviene a todos practicar criterios de eficiencia en la gestión de los recursos públicos.
Tampoco hay que olvidar que los socialistas, mientras no pongamos en orden nuestra casa(y eso llevaría consigo una enmienda a la totalidad),estamos inhabilitados para formular cualquier iniciativa, no solo por falta de credibilidad sino porque los ciudadanos aplican una "sordera" selectiva de lo que proponemos.

PD.- Creo que seria un postulado, no un axioma.
Paco Blanco.