GEOGRAFÍAS HUMANAS

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lunes, 17 de diciembre de 2012

Felicidad



Es la felicidad uno de los conceptos más difíciles de definir o de explicar. Posiblemente sea de los constructos más complicados y seguramente el más deseado de todos los que podamos analizar. La humanidad desde sus orígenes independientemente de elaboraciones religiosas o de tipo místico, ha venido deambulando civilización tras civilización, toda la historia, persiguiendo su consecución tanto individual, grupal o colectiva. Ser felices es en definitiva el gran objetivo de la vida, el problema es su difícil  definición y por tanto lo difícil de llegar a su concreción. Ser felices puede ser lo que nos describía Aldous Huxley en “un mundo feliz” donde el condicionamiento, el orden, el no desear, eran las pruebas irrefutables de la condición de ser felices. Ser felices puede ser todo lo contrario, como lo pudo ser Robinsón Crusoe en la novela de Defoe cuando su obligada anarquía le otorgaba libertad. Ser felices puede ser, y así lo atestiguan cuantos estudios se han hecho, infinidad de variables, en un concepto que tiene un componente absolutamente subjetivo (de sujeto) y por tanto el propio sujeto sabe cuando es feliz y cuando no, lo difícil es explicarlo.

La psicología positiva viene estudiando desde hace muchos años las implicaciones de los estados mentales en la declaración de felicidad del individuo, y analizando desde movimientos tan clásicos como el de los epicúreos hasta la actualidad que vienen a concluir, siempre entrecomillas, cuales son los factores que desembocan en los tres tipos de felicidad a los que se refieren las personas cuando dicen ser felices.

1.- Placer y emociones positivas: Entroncando con la filosofía epicúrea, este seria un nivel básico de la felicidad y que ofrece una sensación más corta de duración. En este nivel hay que poner en el mismo plano el concepto de felicidad con el de bienestar. –una buena siesta, comer en buena compañía, tomar el sol tranquilamente, hacer el amor…- Hablamos de disfrutar de las cosas buenas que nos da la vida y conseguir disfrutarlos de manera que siempre nos ofrezca esa satisfacción (compartirlos, describirlos, recordarlos…). Sería uno de los niveles más bajos en la pirámide de motivación de Maslow

2.- Estado de flujo: Concepto que teoriza Csikszentmihalyi. Se trata de la felicidad que surge cuando disfrutamos haciendo algo que nos da satisfacción. Hay que identificar cuales son nuestras habilidades o talentos y encontrar dónde usarlos de una manera comprometida, nos involucramos en esa actividad. Así se logra no sólo un estado de placer transitorio, sino la sensación de que somos felices haciendo continuadamente las cosas que nos gusta hacer. Este sería un estadio superior de felicidad

3.- Dar sentido a la vida: es el nivel superior de la felicidad y la más permanente en el tiempo y por lo tanto la más satisfactoria. Nuestra vida y nuestras capacidades, nuestro relato vital al servicio de algo, alguna causa que supere y sea más grande de lo que uno mismo es y es capaz de hacer. No es solo estar a gusto con lo que hacemos, es encontrar aquello que realmente nos motiva en nuestra vida y que aporta algo permanente a nuestros sentimientos. Identificamos nuestros valores y creencias y las ponemos al servicio de algo que estando fuera de nosotros nos da plenitud. El sentido de vida se encuentra y adquiere significado en relación con lo que nos circunda.  Lo que nos produce sentimientos positivos más intensos y profundos, en este caso definitivamente sentirse feliz no es la satisfacción que nos produce la consecución de nuestros objetivos y de nuestros logros y deseos, sino que lo que nos gratifica es el proceso, las expectativas.

Si damos por buenos estos tres tipos de felicidad, podemos concluir varias cosas, a saber:

a)      Evidentemente podemos hacer subconjuntos de todo tipo y variantes entre ellas.
b)     La felicidad es un concepto en el cual tenemos que mezclar tres componentes: el placer sensorial que lo identificamos con el primer apartado. La actividad satisfactoria con el segundo y la misión o sentido de la vida con el más elevado.
c)    La felicidad plena es un constructo que viene determinado por la consecución simultánea de estos tres factores.
d)   Es la motivación, la actividad dirigida a algo, el deseo de ello, su búsqueda, y no el logro o la satisfacción de los deseos, lo que produce en las personas sentimientos positivos más profundos.

La felicidad puede consistir, al menos en parte, en ser consciente de que uno es feliz y tiene un estado de ánimo positivo. En algunos estudios llevados a cabo desde el ámbito de la psicología, compararon a personas que decían ser felices con otras que se sentían deprimidos o algo insatisfechos. Los resultados obtenidos indicaron que las personas felices tienen opiniones  más altas sobre sí mismas, mayor autoestima y tienen un mayor grado de optimismo. Otro componente que acompaña a la felicidad es el buen humor ejerciendo ambos, pensamientos positivos y buen humor,  una influencia positiva  en muchos ordenes de la vida de un individuo. De hecho, el buen humor ejerce una influencia muy positiva sobre los pensamientos y sobre la conducta.

Por último insistir que si bien existe ese clamor que dice que no existe la felicidad y si los momentos felices y que hay que vivir el día a día decir que solamente la posibilidad de conducirnos a través de expectativas nos proporciona una gozosa sensación de felicidad. Pongamos un ejemplo, cojamos a dos familias sentadas en su comedor dando cuenta de un estupendo almuerzo y con animada charla. Eso en principio es lo que llamamos una escena de felicidad, un retrato de lo que decimos ser felices. Contextualicemos un poco más, la comida es el 25 de diciembre, Navidad, y por tanto esa estampa sin duda corresponde a dos familias felices, pero ojo, resulta que a pesar de su sonrisa el hombre de la familia “A” se enteró hace dos días que tiene cáncer y que sin dilación tiene que ponerse un tratamiento duro y no del todo eficaz. En la otra familia, “B” tienen programado un viaje por Europa para dentro de seis días. Se acabo la estampa, las expectativas de uno y otro son distintas y por lo tanto el hecho objetivo de estar comiendo en familia unos buenos manjares no es suficiente para que la familia “A” se sienta feliz y posiblemente la familia “B” no solo tiene unas expectativas muy halagüeñas sino que también está disfrutando el momento de una manera más satisfactoria. En resumen la felicidad no es un conjunto de momentos felices es también cuestión de expectativas., alimentarlas, el no estar tan obsesionados con el logro nos asegura un proceso más feliz, pregúntense si no es verdad que cuando éramos pequeños posiblemente disfrutábamos más pensando en lo que íbamos a disfrutar con ese juguete que tanto deseábamos y que una vez que los reyes magos nos lo traían casi lo ignorábamos y ya estábamos pensando en el siguiente.

Sean felices, también en Navidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que la felicidad hay que cimentarla en el ser y no en el tener. Sin olvidar aquello de primun vivere deinde filosofare y Presuponiendo que todo ser humano debe tener resueltas sus necesidades vitales, hay que fomentar la austeridad en cuanto que los recursos no son infinitos y atesorarlos es una indecencia, por lo que supone la negación de solidaridad para los que no tienen lo mínimo.
Paco Blanco