GEOGRAFÍAS HUMANAS

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martes, 26 de febrero de 2013

LINCOLN


Resuenan todavía los ecos de la ceremonia de la entrega de los Oscar de la academia de cine americana y como siempre ha sido y será, habrá opiniones para todos los gustos sobre los merecimientos de tal o cual película, un actor u otro para que se le conceda tan apreciado galardón. Es un espectáculo mundial seguido por una millonaria audiencia y que concita un interés que va más allá de lo meramente artístico toda vez que la industria del cine es un escaparate indiscutible de un país que como Estados Unidos sabe “vender” todo aquello que consideran genuino y productivo. Este año competían en lo más alto de las preferencias y quinielas, entre otras, tres películas que nos relatan distintos episodios de la corta pero intensa historia de ese país: Argo, La noche más oscura y Lincoln. Argo, que a la postre se llevo el premio a la mejor película, cuenta la intrahistoria de la participación de la CIA en la crisis de los rehenes con Irán. La noche mas oscura, los turbios sucesos en la búsqueda y muerte de Bin Laden. Y por último, una excelsa producción de Spielberg, Lincoln.

No es un película que narre la biografía del Presidente mas renombrado de los Estados Unidos como en principio pudiera parecer, trata, y esto la hace más interesante, de contarnos el proceso de gestión de la enmienda constitucional que abolía la esclavitud en las postrimerías de la guerra de Secesión entre los Estados Confederados del Sur (esclavistas) y los Estados de la Unión (abolicionistas), Las luchas internas en los Partidos Demócrata y Republicano, la tensión y la toma de decisiones entre acabar con la guerra de manera inmediata o priorizar la enmienda, todo un proceso donde se muestra de manera impecable y natural las vicisitudes más genuinas de las políticas y políticos democráticos: el debate parlamentario, los argumentos por encima de las demagogias, la toma de decisiones en beneficio a terceros, la elocuencia, el anteponer el interés de los ciudadanos…y por otro lado nos enseña los vicios, que en la película aparecen como intrínsecos, de la democracia: la corruptela de los partidos, la ambición desmedida, la corruptela individual, los intereses corporativos, el eufemismo desmedido para no decir lo que hay que decir...

Bien valdría en la película, en cuanto al comportamiento de los dirigentes republicanos desde Lincoln  para abajo en cuanto a corruptores, comprando votos, sobornando voluntades para conseguir lo que ellos consideraban el bien superior: la aprobación de la enmienda abolicionista, bien valdría digo, el aforismo Chino que se nos hizo famoso por boca de Felipe González: “gato blanco, gato negro, el caso es que cace ratones” o aquel que decía que “al Estado también se le defiende desde las cañerías”. Y no seré yo quien niegue que el mundo “democrático” en determinadas circunstancias, ojo, en muy determinadas circunstancias, el fin justifica los medios. Veamos.

En España el máximo exponente de la “validez” de la citada expresión lo constituyo a mi modo de ver el proceso de transición democrática, donde el fin, que no era otro que el conseguir un estado democrático a partir de la dictadura de Franco, era el bien deseable y compartido por la inmensa mayoría. Para ello se procedió intentando no pisar callos (admitiendo pulpo como animal de compañía), evitando o tratando de evitar un juicio popular y real sobre la obra del franquismo, se transigió con los exegetas del régimen, se perdonarían felonías y culpas, se miro para otro lado. El fin era consolidar un estado democrático y evitar la tan temida posible conflagración armada de aquellos que no estaban dispuestos a abandonar su potro de poder. Se utilizaron para ello medios no democráticos para que llegara la Democracia. Los plutócratas, fascistas, ladrones de cuello blanco, verdugos, protegidos del régimen, torturadores, todos fueron a su vez protegidos de todo mal que hubieran de padecer como consecuencia de su activa participación en el régimen del terror. Y se ha dicho y repetido: “Un proceso ejemplar” y soto boche “el fin justifica los medios” a circunstancias excepcionales, medidas excepcionales.

Siendo lo anterior muy discutible por lo que de perverso y peligroso tiene el justificar acciones en el reverso de la Ley, hay que insistir en algo fundamental:  el beneficio de los ciudadanos (todo esto son cuestiones tan discutibles y peligrosas que estoy dispuesto a aceptar las criticas). ¿Cuándo se produce la perversión total de “el fin justifica los medios"? Pues precisamente cuando esos fines no tienen nada que ver con los intereses legítimos de la ciudadanía y la vileza de los medios no nos tortura la conciencia de manera insostenible. Es cuando esos intereses se solapan con los intereses propios y cuando se prostituye lo democrático, legal y aceptable convirtiendo lo que es intolerable en normal.

Ha dicho Rajoy,  y seguramente, espero, tenga razón, que la corrupción no es algo que este generalizado en nuestro país. Repito,  me gustaría que fuera así. No obstante algo ha ido ocurriendo para que todas las instituciones básicas de nuestro estado democrático estén inmersas en escándalos mayúsculos de corrupción para mayor escarnio de todos los ciudadanos. Desde la Corona, pasando por el poder Judicial, el Ejecutivo, los Partidos Políticos, organizaciones sociales y económicas, Ayuntamientos…y en casi todos los casos con sus protagonistas justificando, negando o incluso en muchas ocasiones con tomaduras de pelo considerables (escuchar a la número 2 del Partido Popular y Presidenta de la Junta de Castilla la Mancha, señora Cospedal, justificando de manera marxista, por Groucho claro, los pagos que regularmente ha ido realizando el Partido a su extesorero Bárcenas en un escándalo en si mismo), es algo que está consiguiendo que la gente de este pais esté no ya desencantada, está harta, hastiada, desconfiada, indignada.  Lo circunstancial en aras de un bien mayor común se ha convertido en lo normal en aras de un bien particular. Pero hay más. No es solo la política, en su sentido amplio, ni son solo los políticos, también en sentido amplio, los únicos “emprendedores” de las conductas corruptas, y además habría que distinguir entre corrompidos y corruptores, sabiendo que las conductas de todos estos son las más sangrantes y que causan mayor escándalo y oprobio. Este es un pais donde todavía escuchas a personas “normalitas” ufanarse de cómo engañan a Hacienda en la declaración de la Renta. Como hasta no hace mucho se veían anuncios de profesionales que ofertaban sus servicios para evitar pagar a Hacienda y son esos mismos profesionales los que no te hacen una factura ni  por equivocación. Este es un pais donde lo normal es que te pregunten si quieres factura con IVA o sin IVA, donde pedir la baja laboral por un dolor de cabeza es posible, un pais donde, como ya escribí en otro post, inauguró un género literario para mayor gloria de nuestros más insignes escritores: la picaresca.

En esas circunstancias conviene que hagamos algún acto de contrición, nos miremos los unos a los otros a la cara y nos confiemos en la regeneración de un sistema que empieza a no tener el favor del pueblo. Hágase en defensa de nuestra libertad, dignidad, decencia y respeto. Democracias como la de Estado Unidos están repletas de situaciones no deseables en su historia, pero desde luego han sabido acotar claramente hasta donde el fin justifica los medios y cuales medios no son justificados por nada.

En la Democracia americana tuvieron un gran Presidente, Lincoln, que ha pasado a la posteridad como un hombre bueno, patriota, demócrata sin tacha y enérgico defensor de los derechos de todos, nos dice la historia que en una de sus actuaciones más decisivas en su historia, la abolición de la esclavitud, tuvo que tener comportamientos alejados de la ética mas elemental, pero Lincoln su figura y su memoria perdura en los corazones de los estadounidense como la de un hombre bueno y comprometido.

Si no has visto Lincoln, la película, corre a verla y entonces estarás conmigo en que el Oscar que le han dado a Daniel Day-Lewis es merecidísimo

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